En primer lugar, quiero aclarar que si hay algún adjetivo que bien me califique, creo que es el de la insensatez.
Y no porque no tenga sentido mi vida, sino porque no lo estoy buscando, porque no me parece que el sentido sea algo que está ahí dado y pueda definirse. El sentido de mi vida lo construyo cada día en las acciones que realizo. Por lo que no puedo contestar acerca de cual es el sentido de escribir algo que no se entienda porque no es algo que me haya preguntado antes de escribir, ni tampoco que me interese responder.
Además, considero que el preguntarse siempre por el sentido de algo y el creer que ese sentido, primero existe y segundo es único, es la primera insensatez de todas. A mi modo de ver, si es que hay sentido, al menos no es uno solo, y tiene que ver con la subjetividad del que intente definirlo.
Que me digan insensata, o lo que es lo mismo o parecido, que estoy loca, para mi es un halago, me da la pauta que puedo salirme de la normalidad reinante y a partir de éste, mi no mundo, desde mi no lugar, desde el borde puedo cuestionar esas normalidades que tanto agobian a las mentes abúlicas de nuestro tiempo.
Si estoy loca por pensar diferente, mejor para mí, si no fuera por esta insensatez, no estaría por emprender en los próximos días este viaje que tanto espero, que tiene rumbo al norte pero que me hace apreciar mi sur cada vez más.
Porque cada día menos que falta para subir al avión, me hace reafirmar que elegí el mejor camino, porque lo que me espera es un mundo nuevo sin sentido que espera que lo vaya llenando con todos los sentidos que quiera.
Estos días, los sin sentidos se apoderaron de mi sentir, los viajes insensatos de las que ya están allá y me esperan, inspiran todas mis emociones. Ya no veo la hora de encontrarme con esas otras insensatas que me han ayudado tanto en esta larga espera que se está terminando.
Quiero agradecer a la persona que hizo el comentario por hacer que me cuestione estas cosas, y a partir de ello, darme cuenta del por qué me gustó tanto aquel elogio de la locura, y por qué me apasioné como pocas veces cuando leía la historia de la locura de Foucault, o cualquiera de los autores del border thinking.
Creo que esta es la forma en la que pensé este espacio, un espacio que sirva para que entre todos los que lo lean podamos ir construyendo ideas, intercambiando opiniones, más allá de mantener a todos informados de mis aventuras en el df. Pero me gustaría que todos seamos responsables de lo que decimos, y algo muy importante a mi modo de ver es ponerle el cuerpo a nuestras ideas, ponerles rostros, y si esto no es posible por la mediatización de esta instancia virtual, al menos ponerle un nombre, así sabemos con quien discutimos, y a quien dirigirnos, no me gusta el anonimato si es para desresponsabilizarse de lo que se dice...
Ahora sí me despido, la próxima vez que escriba ya lo haré desde el otro lado, contándoles algo acerca de esta locura de mis primeros días en mi nueva casa, y en mi nuevo país. Sigo feliz e indignada, y me pronuncio nuevamente y como siempre por los locos, los enmudecidos, los sin rostros, los invisibles, los insensatos, los nolugares, los borders.
Y esta vez sí les dejo un hermoso fragmento del elogio de la locura de Erasmo como cierre:
"Aunque es solamente una gota en comparación con la fuente de la divina felicidad, vale más que todas las delicias humanas juntas. ¡Tanto aventajan los deleites espirituales a los corporales y los invisibles a los visibles! El profeta anunció así a los elegidos que: «No ha visto el ojo, ni oído el oído, ni sentido el corazón jamás lo que Dios guarda para los que le aman. Y esto es una parte de la necedad, a la que no destruye la muerte, sino que la perfecciona al pasar a mejor vida. Los pocos a quienes les es dado gustar estos placeres experimentan algo muy parecido a la locura; dicen cosas poco coherentes y diversas de la costumbre humana; hablan sin sentido y cambian súbitamente de cara; tan pronto están alegres como tristes; lloran, ríen o sollozan; y, en fin, están verdaderamente fuera de sí mismos. Luego, cuando recobran el conocimiento, no saben si estuvieron dentro del cuerpo o no, ni si están dormidos o despiertos; ni recuerdan más que como a través de un sueño lo que han oído, visto, dicho y hecho; de lo único que están seguros es de que han sido profundamente dichosos durante su éxtasis, por lo cual lamentan el haber recobrado la razón, tanto que nada desean más que gozar sin interrupción de su especial locura. Tal es una ligera degustacioncilla de la futura felicidad."